Era extraño verlo deambular, solo y triste, muy triste, por las calles de Madrid, que, en estos días, son húmedas y humanas, luminosas y cálidas.
Él no buscaba regalo para nadie, si llegaba tarde a una cita. Sólo pensaba en lo desgraciado que podía llegar a ser un hombre.

1 comentario:

Clifor dijo...

Un hombre harto de ser hombre, en definitiva.