...y parar.
9 de agosto de 2011
A 1.600 kilómetros por hora. Así cualquiera tiene vértigo. Aunque es fácil entrar en esta dinámica, apenas sí te das cuenta. Para mí, incluso, algunos días la tierra ha ido un poco más rápido. Lo noto cuando escribo y una mano va más rápida que la otra.
Poco a poco me he ido metiendo en una cueva, que ya desde fuera veía negra, y donde el silencio se ha ido apoderando de mí, mientras me dedicaba a subir por las paredes. He parado. He tenido que parar la tierra. Y aún así, sigo sintiendo el vértigo. Un gran vértigo que me hace feliz. Ahora sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario