Mi generación
9 de octubre de 2011

Nunca, hasta ahora, he creído en algo tan abstrascto, a la vez que idílico, como es una generación. Quizás es ahora, que quiero dar un giro de 180 grados a mi vida cuando quiero sentirme cercano a esas otras personas que rondan la treintena y a la que admiro. No me refiero a Messi. Me refiero a los siete primeros perroflautas que se sentaron en Sol y dijeron hasta aquí hemos llegado. Me refiero en aquel ingeniero que hace un par de días se ha marchado a Suecia a investigar. Y a aquella otra bióloga cuyo empeño en esta vida es que podamos respirar al abrir las ventanas.

Ahora lo veo más claro que nunca. No sé qué obsesión he tenido en ganar miles de euros al año cuando no los necesitaba. Querer tener una moto, un ordenador, un portatil, una cámara digital, otra reflex, otra de vídeo. Treinta pares de zapatillas. Poder llegar allí y pensar, a la vuelta, dónde ir para llegar más lejos.

Hace una semana invité a mi hermana y a mi prima a comer en Lavapiés. Estábamos esperando a que nos trajeran la comida, en la terraza del Fantástico, un hindú donde todo está riquísimo. Y se nos acercó una mujer, entre vagabunda y yonki, intentándonos vender libretas que hacía ella misma. Nos contó su historia. La típica. Y nos dijo que ella antes tenía un taller. De restauración de libros. A la mujer la interrumpian constantemente 2 niños guapísimos, hindúes, hijos del dueño del bar de al lado. Los niños querían que la mujer les regalara un par de libretas. Y ella, muy avergonzada, les decía que no podía, que eso era lo que le daba de comer. Que ya hacía 2 semanas les había regalado unas libretas.

No sé qué puedo hacer yo por mi generación. Lo que sé es que nada estaba haciendo hasta ahora, haciendo lo que hacía. Y que quiero cambiarlo.

Tengo un amigo que afortunadamente no lee este blog. Si lo leyese se reiría de mí, puesto que me conoce muy bien. Se reiría porque le divierte cómo se me llena la boca con ideales, muy de vez en cuando, los cuales nunca llevo a cabo. Me gustaría enseñarle este post dentro de unos años y que se sintiera orgulloso de mí.

Por cierto, mi amigo también es de mi generación. Aunque lo único que tenemos en común es nuestra amistad.

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