Me gusta Irene. Y conducir, por la noche, a oscuras, en silencio, con la ventana abierta. Me gusta ver ciudades, de lejos, encendidas. Y los edificios altos.

Me gusta escribir de noche. El incienso. Las velas. Los ordenadores y las neveras metalizadas. Y me gusta Sumire hablando de la generación de los Sputnik. Me encanta.

Me gusta escuchar a gente anónima. Anónima y desprevenida, que no sabe que está siendo escuchada. Me gusta la risa, y me gusta el llanto después de muchos, muchos meses de sequía. Me gustan las citas (de libros) y el metro de Madrid.

Me gustan los amigos, aunque a veces te demuestran que no merecen ese nombre. Me gusta el sonido metalizado de la radio. Me gusto cuando escribo y me gusto cuando pienso. Y me gusta el sabor agridulce que te dejan algunas novelas.

Sumire: sabes que eres mi Irene particular. Sumire, my love.

2 comentarios:

Paz dijo...

me siento absurda al pensar que el polen ha acabado con la sequía que nadie ha conseguido curar en tantos meses.

Inocente82 dijo...

Qué asco de polen. A veces me siento un simple Mariobros intentando salvar obstáculos