Ahora le ha dado por ser fotógrafo,
y mañana querrá ser piloto.
Él dice que no, que en todo caso sería
marinero porque es hombre de agua,
no de altos vuelos.
Recorre las calles de su ciudad
(que no es suya, ya le gustaría)
con una cámara digital en la mano,
cubriéndose de esa lluvia que algunos odian,
y que él retrata,
quizás pretenciosamente.
En el bolsillo de la chaqueta:
una libreta roja que hace recordar
a personajes históricos.
En el bolsillo del pantalón:
una llave desnuda.
La que posibilitará que pueda dormir caliente.
Y tan desnudo como la llave.
El niño de bajos vuelos, y altos sueños,
hoy quiere ser fotógrafo.
Sigue soñando*
*aunque parezca lo contrario,
se trata de un cumplido

1 comentario:

Paz dijo...

Siempre soñé conn poder atrapar un momento. Que por él nunca más pasara el tiempo.
Pero la vida son instantes, y ya se sabe...