¿Estaba muerta? Sólo de miedo.
Respiré aliviado.
Ella no parecía tener pulso.
- 1 hora antes -
Me dijo que fuera con ella,
lejos,
a su propio planeta.
Yo le dije que yo ya tenía un planeta, para mí sólo, pero insistió.
Me llevó a una montaña,
rodeada de desierto,
desde donde se podía ver un oasis.
Le dije lo bello que era todo lo que alcanzaba a ver
incluida ella.
Se ruborizó.
Me dijo que no le iba a costar nada enamorarse de mí,
allí, en su montaña.
Fue entonces cuando mi cuerpo comenzó a difuminarse lentamente, aunque ella lo percibía, mientras le resbalaban las lágrimas.
¿Estaba muerto? Sólo de miedo.
Respiró aliviada.
Yo no parecía tener pulso.
A ella le dio igual.
1 comentario:
Siempre he pensado que es bueno compartir... incluido un planeta.
Un abrazo
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