Creo recordar que era de noche, que ella no quería y que yo insistí durante un rato. Luego me cansé y me fui a casa solo. Allí me emborraché. Luego me duché, cogí el teléfono, llamé a mi gato y me tranquilicé al escuchar su ronroneo tras el auricular. Así me dormí, una vez más.

3 comentarios:

Clifor dijo...

Si estás por tu casa avisa y tomamos algo y quizá encontremos a alguien con quien volver a casa acompañados y, quién sabe si tu gato te espera con celos.

Inocente82 dijo...

Mi gato siempre tiene celos, pero bueno... Mañana vuelvo a casa por Navidad, si quieres el domingo tomamos unas cañas. Hablamos. Ciao

Morgana dijo...

Vigila con los gatos celosos... podrías llevarte un arañazo ;)

un besazo