Al despertarme, suelo mirar por la ventana, cuya persiana siempre permanece levantada. Lo llaman curiosidad.
Algunas noches veo niebla.
Otras luces centelleantes.
Otras, nada.
Anoche, me desperté como siempre, me asomé por la ventana como acostumbro y vi esto:

La ciudad en llamas.
El cielo es una impresionante pantonera de la que no se sabe muy bien qué color te atrae más.
Podría diluviar; podrían caer rayos; podría llegar el Apocalipsis.
Se acerca el Apocalipsis.
La tierra se abre, y desprende un olor nauseabundo, a muerto, a fuego, mientras allí, por el cielo, a lo lejos, la única esperanza viene montada a cuatro patas.
Esperanza a que tú seas el primero, y no tengas que ver lo que se avecina.
Por supuesto, volví a dormirme y al par de horas, cuando sonó mi despertador, el sol brillaba en lo alto, aunque corría un frío helador.
1 comentario:
Yo siempre duermo con la persiana levantada... curiosidad? tal vez sí, no me lo había planteado.
Preciosa foto, último.
Besitos
Publicar un comentario