Él: No puedo seguir contigo. Hasta aquí hemos llegado.

... (Silencio)

Él: ¿No vas a decir nada?

... (Silencio)

Él: ¿Nada?

... (Silencio)

A pesar de no decir nada, él lo sabía todo. Bastaba con mirarle a los ojos. Estaban profundamente enamorados. Hasta el dolor. Y ambos lo sabían. Aunque ahora él decidiera acabar con todo. Y en aquel momento, frente a frente, ni recordara por qué absurda razón dejaba al gran amor de su vida. Algunas noches, llegó a ver las estrellas con los ojos cerrados.

Sólo hizo falta un abrazo, en aquel preciso momento, para darse cuenta. Seguiría sacándose fotos a sus pies para poder recordar el camino de vuelta.

2 comentarios:

Itziar San Vicente dijo...

Último habitante del planeta.
Me encanta como escribes! Jo, qué bonitas palabras. Tanto amor y tanto dolor junto... ayns.. qué razón tienes. Me pasaré más por tu blog, que me han encantado tus pies!
Sigue escribiendo Franecillo!

Inocente82 dijo...

Que va, Itzi... escribo, ni bien ni mal, sólo escribo, que ya es bastante.

Eso sí, las fotos de mis pies son muy especiales, ahí sí te doy la razón.

A ver si me haces un dibu y escribo unas palabras...