Presentación: las dos jóvenes criaturas, o así al menos, se sentían ellos, ya fuera en el recreo, en la clase de gimnasia o a la salida del colegio, se miraban, a hurtadillas, y se deseaban, como si hubieran vivido una vida entera sabiendo que llegaría el día en el que fueran a encontrarse. Y a tenerse. 

Nudo: Sus gargantas enmudecían, que mejor metáfora para aludir al desierto, al verse frente a frente. No hacía falta cruzar ni una sola palabra. No tenían nada que decirse. El joven ya le decía todo lo que le quería decir, en su soledad, ante el espejo, en su cuarto de baño, antes de que un escalofrío recorriera todo su cuerpo.

Desenlace: No pudieron impedir, sin embargo, que con el tiempo, otros hombres/mujeres se cruzaran en sus vidas. Hombres/mujeres con los que sí podían hablar. A los que sí pudieron besar. Con los que sí podrían follar. Si antes sólo hacían que mirarse, ahora era tan fácil como cerrar los ojos para verse.

6 comentarios:

Morgana dijo...

quizás todos nos hayamos sentido así en algún momento de nuestras vidas...

... cerrar los ojos para verse

cortito pero intenso, muy intenso.

La foto de las chuches es genial!!

un abrazo

Inocente82 dijo...

Cuando viajo en bus NECESITO comer chuches. Ese día estaba inspirado ;) Un beso

alakazaam! dijo...

Que preciosidad de plantilla, si es que EL QUE SABE, SABE.

saludotes!

Inocente82 dijo...

Muchas gracias, Alakazzam! Me alegro que te haya gustado. Un saludo (y a ver si te unes a alguna quedada de los Exwundermitas, que ya no se te ve el pelo)

amor amargo dijo...

Me encanta tu nuevo aspecto.

;)

Itziar San Vicente dijo...

precioso relato! qué nostálgico!