Tengo un amigo que antes de serlo era cartero y se recorría los pueblos alejados de la mano de dios, si es que alguno no lo está, intentando reconocer a personas a las que no había visto en su vida, para poder dar sus cartas sin tener que preguntar sus nombres.

A mi amigo lo despidieron el verano pasado. Crisis en el sector. Dijeron. Ahora pertenece a una banda de pequeños (y salvajes) delincuentes, que atracan a las viejas en el metro y pegan chicles en las ranuras de los cajeros. Ay, ¡qué malas son las crisis!

2 comentarios:

Morgana dijo...

y qué mal que casi siempre afecten a la mayoría desprotegida!!!

besos último...

Esther Cabrales dijo...

¿las crisis?

¿que si son malas?

las crisis son la leche