Everybody's gotta learn sometimes
4 de julio de 2011
A estas alturas, hay ya pocas cosas que me hagan reir. Hay un tipo en el twitter, muy bestia, que no piensa lo que dice, o quizás lo piensa mucho, que sí, ese me hace reir bastante. Y alguna otra cosa que leo por Internet y a falta de libro nuevo de Amelie Nothomb, poca cosa más de la que reir.
Estoy rodeado de gente triste. ¡Con lo que a mí me gusta reir! De gente que no sabe decir mas que cosas tristes, de echar pestes, con la esperanza de que les des la razón, eches pestes también, y montar un estercolero juntos. Yo es algo que tengo muy claro. Ayer me lo decía el novio de una amiga mía: "todos los pensamientos están interconectados. Esto incluye desde los más físicos hasta los más abstractos". Se refería a lo fácil que es que algo sea una mierda si todos decimos que es una mierda. Y nos damos la razón como locos. Cada vez va siendo más mierda.
Normalmente no hablo de estas cosas con gente. Mis múltiples personalidades hacen este estercolero ellos solitos dentro de mi cabeza. Yo intento detenerlos. Me daría de cabezazos si con ello consiguiera callarlos.
Otras personas parecen vivir en la oscuridad más profunda. En una contínua amargura. Llena de angustias, que parece que no les deja dormir por las noches. Debe ser jodido, no dormir a causa de las angustias. Yo últimamente duermo bien. Por eso me dan tanta pena estas personas. A la mañana siguiente no detectas que no hayan dormido por sus ojeras. Lo percibes por cómo hablan, por lo que piensan, y cómo lo dicen. Parecen estar enfadados con la humanidad.
Yo soy más de pensar en el karma. Sin saber muy bien en qué consiste, creo que me va a venir lo que ahora esté dando. Lo veo como el ojo por ojo, pero en versión positiva. O como el recoger lo plantado, pero sin que suene a materialista. Sencillamente creo que es más probable que me respondan con una sonrisa si en mi pregunta yo ya estaba sonriendo. Por esa razón pienso que debo de parecer idiota cuando sonrío a uno de estos amargados que me rodean. Deben de creer que soy imbecil.
Me cuesta cerrar esta entrada. La escribía como si fuera una especie de despedida o de epitafio final, antes de lo que creo, puede ser, otro giro más en mi vida. Ya he tenido otros, por los que he llegado a cambiar, incluso, el color de fondo de este blog. No sé qué va a venir. Pero sé que va a ser bueno para mí.
2 comentarios:
Madre mía. Parece que el que está cabreado eres tú...ja ja ja
Mira, me acuerdo ahora de una cosa que le sucedió a alguien que conozco. Te cuento:
Entró en una tienda de una amiga y se sentó a esperarla para ir a tomar un café. Salieron a la calle, después de que la amiga buscara algo y no lo encontrara, pero no le dió importancia y se fueron.
Por la calle la gente las miraba, algunos se daban la vuelta y sonreían, otros se carcajeaban...hasta que un alma compasiva (y por otra parte aguafiestas) les advirtió de que la persona en cuestión llevaba un cartelito pegado al culo que decía: "Vuelvo en cinco minutos"
:-)
jajaja ;)
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